POR: Ana Carolina Rodríguez C.
¿QUÉ ES LA SOBERANÍA ALIMENTARIA?
Se refiere al derecho que tiene cada pueblo a definir sus propias
políticas agropecuarias y en materia de alimentación, a proteger y reglamentar
la producción agropecuaria nacional y el mercado doméstico a fin de alcanzar
metas de desarrollo sustentable, a decir en qué medida quieren ser
auto-suficientes a impedir que sus mercados se vean inundados
por productos excedentarios de
otros países que
los vuelcan al mercado internacional
mediante la práctica del
‘dumping’… esta definición tomada de
Declaración sobre la Soberanía Alimentaria
de los Pueblos, por Vía Campesina
y otros, nos da a entender que es un derecho del pueblo, el cual se debe
proteger con políticas que incentiven el desarrollo del sector agropecuario.
La soberanía alimentaria está
ligada al concepto de Seguridad alimentaria, pero va mas allá; seguridad
alimentaria, significa que cada niño, mujer y hombre deben tener la certeza de
contar con el alimento suficiente cada día, pero este concepto tiene fallas en
cuanto a que no hace énfasis en cuanto a cual sea la procedencia del alimento o
la forma en que se produce, por lo tanto este puede ser un argumento con el
cual se pueden beneficiar aquellos países que desean llevar sus productos a
países con menos desarrollo en este campo, de los cuales no sabemos en qué
condiciones producen los alimentos, a parte que esto implica que las ganancias
no se quedarán en la economía local, por el contrario, estas solo contribuirán
al desarrollo de economías lejanas.
¿POR QUE UN MODELO DE SOBERANIA
ALIMENTARIA?
Las ventajas que trae consigo un
modelo de soberanía alimentaria, no solo benefician al sector agrícola, también
contribuyen al desarrollo económico local y nacional, y además a mantener un
país nutrido y saludable.
Un país que tiene como propósito la
lucha contra el hambre, debería implementar políticas que ayuden al crecimiento
y desarrollo competitivo del sector agrícola, pues dentro de las ventajas que
tiene este modelo, están: la creación de empleos en las áreas rurales, el
cuidado de los suelos para las generaciones futuras, la conservación y el uso
sostenible de la biodiversidad del país, y el derecho a elegir que consumir y
de donde proviene lo que consumimos, entre otras.
Los países tercermundistas, des afortunadamente no ven la importancia que tiene el sector agrícola no solo
como exportador, si no como base a la economía local; si un país cuenta con un
sector agrícola fortalecido, con subsidios que contribuyan a su desarrollo, con
precios justos y que además cuente con seguridad para el campesino, tiene
muchas más posibilidades de ganar la batalla contra el hambre, pues de este
modo, no solo se producirían muchos más alimentos que suplan con las
necesidades del país, sino que también los precios de los productos serian más
llamativos y su calidad superior.
FUENTES:
Declaración
sobre la Soberanía Alimentaria de los
Pueblos, por Vía Campesina y otros.